FERNANDO LUGO, IMPOSIBLE REGRESO DESDE EL RIDÍCULO
Se dijo muchas veces que del único lugar de donde el político no vuelve es del ridículo, y es precisamente ese camino imposible el que Fernando Lugo pretende emprender.
El obispo libertino Fernando Lugo incluso fue comparado con el rey Enrique VIII (*) de Inglaterra, por un columnista del diario La Nación de la capital paraguaya.
La comparación tiene mucho a su favor, dado que tanto Lugo como Enrique VIII comparten la circunstancia de ser teóricos de la teología.
En el caso del rey de Inglaterra, sus tratados teológicos le valieron el título de "Defensor de la Fe", que el rey de Inglaterra ostenta hasta hoy.
Sin embargo, a diferencia del rey que ordenó decapitar a varias de sus mujeres, pero se constituyó en un eficiente gobernante, Lugo ha demostrado una absoluta incapacidad en gestión de gobierno.
Según el artículo de Enrique Vargas Peña "al contrario de Enrique VIII, el presidente Lugo no fijó aún los lineamientos de una estrategia que permita a Paraguay dejar de ser la Cenicienta del MERCOSUR".
Fue ridículo decir que era izquierdista, para acabar nombrando un gabinete dominado por agentes de la embajada norteamericana, e inaugurar su gestión con un escándalo anti-sandinista coordinado por la agente del NED Gloria Rubín.
Necesitará mucho ingenio, obligadamente, para no aparecer en forma permanente en ridículo, y para que cada frase que diga no sea tomada en sorna.
Dijo Napoleón que de lo sublime a lo ridículo hay un solo paso, y Lugo lo confirmó con el desplome de sus mentiras, que en pocas horas fueron acompañadas por el desplome de su popularidad en las encuestas.
La caída fue de 16 puntos en pocas horas, y se sumó a los treinta puntos anteriores acumulados por el desgobierno, ineptitud y escándalos previos.
El clérigo-presidente Fernando Lugo afirmo que "accionará judicialmente" contra quienes perjudicaron su imagen a raíz de sus amoríos con los que sembró hijos por todo el Paraguay siendo obispo.
Sin embargo, no queda claro contra quiénes accionará, teniendo en cuenta que en estos días se ha convertido en el hazmerreír universal.
Algunos de los medios que Lugo debería demandar en caso de cumplir con su amenaza serían: BBC de Londres, Washington Post, Red O Gloro, Clarín, TNnoticias, la revista GENTE, revista Noticias de Buenos Aires, RAI, El País de España, El Mundo, Ultima Hora, La Nación, etc., etc.
Por lo tanto, ardua labor le espera a sus abogados.
Quien se presentara como paradigma de honestidad, acabó dirigiendo una gavilla de contrabandistas y nombrando a un criminal condenado por la justicia como jefe de inteligencia de la Fuerza Aérea, para desde allí hacer su trabajo.
Quien se presentara como apóstol de la bondad y respeto a los derechos Humanos, terminó desatando una brutal represión en varios operativos militares como el Jeroviaha, sólo para complacer a la embajada norteamericana y beneficiarse de la ATPDA.
Quien se presentara como un impoluto referente de la moral pública, acabó ridiculizado como padre irresponsable, abusador de menores y aprovechador de jovencitas indigentes.
Si en los hombres no aparece el lado ridículo, es que no lo hemos buscado bien, dijo François de la Rochefoucauld, y lo confirmó Fernando Lugo.
(*) Enrique VIII (28 de junio de 1491 – 28 de enero de 1547) fue rey de Inglaterra y señor de Irlanda desde el 22 de abril de 1509 hasta su muerte. Fue el segundo monarca de la casa Tudor, sucediendo a su padre, Enrique VII. Famoso por haberse casado seis veces y por ejercer el poder más absoluto entre todos los monarcas ingleses. Entre los hechos más notables de su reinado se incluye su ruptura con la Iglesia Católica Romana, y su establecimiento como cabeza de la Iglesia de Inglaterra (Iglesia Anglicana), la disolución de los monasterios, y la unión de Inglaterra con Gales.
También promulgó legislaciones importantes, como las varias actas de separación con la Iglesia de Roma, de su designación como cabeza suprema de la Iglesia de Inglaterra, las Union Acts de 1535 y 1542, que unificaron a Inglaterra y Gales como una sola nación, la Buggery Act de 1533, primera legislación contra la sodomía en Inglaterra, la Witchcraft Act de 1542, que castigaba con la muerte la brujería.
La protección que dispensó al pintor alemán Hans Holbein se tradujo en una formidable serie de retratos y dibujos a color, que efigian a muchos personajes de la Corte de aquella época. Destaca la efigie del propio Enrique VIII, del Museo Thyssen-Bornemisza.
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