Una de las consecuencias de la victoria electoral del obispo Fernando Lugo, al parecer, ha sido la conversión del Paraguay en el amparo, reparo y paraíso de los pedófilos.
Que no es una exageración, lo demuestra la deportación por parte de las autoridades de la Santa Iglesia de Roma, con destino a Paraguay, de varios sacerdotes católicos acusados de haber abusado sexualmente de menores en todas las latitudes del orbe.
En un ambiente caldeado se reunieron laicos organizados y fieles católicos del Alto Paraná, a trescientos kilómetros de la capital del pais, para analizar las acusaciones contra los padres Carlos Urrutigoity y Eric Ensey, acusados de abuso sexual en Estados Unidos y ahora refugiados en Paraguay.
La postura de quienes acusan a ambos sacerdotes y de quienes los defienden puso a ambos grupos al borde de una gresca, y la prensa paraguaya se hace hoy eco de los enfrentamientos.
Hubo fuertes críticas contra Mons. Rogelio Livieres Plano, jerarca católico de la diócesis. Un grupo de seminaristas incidentó la reunión que debió ser levantada para evitar agresiones.
En realidad, no tiene nada de extraño que la iglesia católica encubra a abusadores, como encubrió al obispo Fernando Lugo, un abusador de la fe, que se valió de ella para trepar políticamente y ganar las elecciones del 20 de abril en Paraguay.
LA PEDOFILIA
La pedofilia (La pedofilia) es un tipo particular de desorden sexual compulsivo en el cual un adulto (hombre o mujer) abusa de niños preadolescentes. La gran mayoría de los escándalos sexuales del clero que están saliendo a la luz ahora no entran propiamente en la categoría de pedofilia. Más bien, se deben calificar como efebofilia o atracción homosexual hacia adolescentes", es así como lo define el especialista de la Universidad de Pennsylvania, EE.UU, Philip Jenkins.
CONTRASENTIDO Y ENCUBRIMIENTO
El encubrimiento de la iglesia católica de los abusadores es uno de los máximos misterios de esta Fe. Nadie en su sano juicio comprende por qué al interior de una institución que donde se supone está la bondad máxima, la imagen de Jesús, se cometen abusos de este tipo, y peor aún, se trata de encubrir y proteger a los victimarios.
PROTECCIÓN DE LA JERARQUÍA CATÓLICA
Siguiendo la línea del Vaticano y tras revelarse múltiples casos de pedofilia en EE.UU salió a la luz pública que el tema gozó siempre de la protección papal. "Desde que Joseph Ratzinger presidía la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe -nombre moderno de la Santa Inquisición y un cargo en el que se sentía muy cómodo- tenía conocimiento de las andanzas de los curas pedófilos por el mundo", afirman los periodistas norteamericanos Jason Berry y Gerald Renner.
"El caso del cura Maciel en México desde 1998 el actual Papa lo sabía, por los informes del obispo mexicano Carlos Talavera y los testimonios del padre Alberto Athié, uno de los abusados por Maciel cuando era seminarista. Sin embargo, Ratzinger se negó entonces a abrir el caso, argumentando que Maciel "era una persona muy querida para Juan Pablo II", cuentan Berry y Renner, a través de un libro muy documentado, "Votos de silencio. El abuso de poder durante el papado de Juan Pablo II" , le hicieron ver a Ratzinger lo que se resistía a ver. Los autores consideran que la protección de la Santa Sede se debe a que, el ahora Benedicto XVI, siempre ofreció un importante aporte económico al Vaticano, y agregan que "en el caso del padre Maciel nos enfrentamos a un encubrimiento papal. Su carrera es un caso de estudio sobre la desinformación: la distorsión de la verdad para alcanzar el poder y fabricarse una imagen virtuosa a partir de un comportamiento patológico", expresan los escritores.
HISTORIAS DE INFAMIA
Aunque no formen parte del sermón de la misa los domingos, algunos episodios documentados del pasado hablan de la enorme infamia escondida bajo la alfombra de la Iglesia Católica. Veamos un par de ejemplos.
MINDZENTY, EL CARDENAL REACCIONARIO
El 23 de octubre de 2006 el papa Ratzinger envió a Bucarest como representante personal al cardenal Angelo Sodano para celebrar el 50 aniversario del levantamiento contrarrevolucionario de 1956. En la infinita desfachatez que caracteriza a la teocracia vaticana, Ratzinger emitía un comunicado defendiendo nada menos que el derecho de autodeterminación. Naturalmente se trataba del derecho a la autodeterminación de Hungría frente a la Unión Soviética en 1956.
Sería simple poner de manifiesto el doble juego del Vaticano aduciendo idénticos derechos para vascos, catalanes y gallegos, así que lo complicaremos un poco más remontando el reloj de la historia.
El papa nazi Pío XII era el Jefe del Estado vaticano que promovió la contrarrevolución de 1956 y por eso Ratzinger recordó en su mensaje que Pío XII se dirigió públicamente cuatro veces al pueblo húngaro durante el levantamiento, dándoles ánimos y defendiendo su derecho a la autodeterninación.
El golpe contrarrevolucionario de 1956 fue organizado por la CIA con el inestimable apoyo del cardenal católico Mindszenty, que salió como un héroe de aquel levantamiento, seguido por sus huestes católicas. Durante décadas fue portada de todas las revistas gráficas occidentales por su valiente comportamiento frente al terror comunista.
Pero coincidiendo con el aniversario del levantamiento de 1956, se produjo otro levantamiento en el otoño de 2006, muy pocos días antes de la llegada del nuncio papal. Como es bien conocido, el Vaticano nunca ha sido proclive a soliviantar los ánimos. No obstante, quedó claro que eso sólo ocurre cuando los ánimos son los de las masas populares: del levantamiento que se estaba produciendo contra las nuevas autoridades democráticas de Hungría Ratzinger no dijo nada en su comunicado; a él sólo le interesaba el de 1956. La autodeterminación ya no existía.
Pero, ¿quién fue el cardenal Mindszenty? Su verdadero nombre era Joseph Pehm y era de nacionalidad alemana. Fue uno de aquellos curas católicos alemanes con los que el Vaticano inundó los países del viejo Imperio Austro-Húngaro tras su desintegración en 1919.
Tras la I Guerra Mundial el Vaticano no aceptó la disgregación de los imperios centrales y toda su diplomacia estuvo siempre encaminada a su reconstrucción. Por tanto, la teocracia católica fue el máximo enemigo del derecho de autodeterminación del que ahora se pretenden hacer pasar como valedores. El apoyo del Vaticano al III Reich formaba parte de su intento de reconstrucción imperialista de Europa y de aniquilación de las pequeñas nacionalidades sometidas de Europa central.
Ordenado sacerdote a comienzos de la I Guerra Mundial, Mindszenty (1892-1975) ya estuvo detenido durante la fallida revolución húngara de 1919. Luego fue obispo de Veszprém (1944) y arzobispo de Esztergom (1945) y finalmente Pío XII le nombró cardenal el 18 de febrero de 1946.
Además de monárquico y antisemita, había sido un horthysta furibundo. Decir horthysta en Hungría es como decir franquista en España. Tras la derrota nazi y la revolución en la posguerra, se enfrentó a la República Popular a causa de la nacionalización de las escuelas de la Iglesia católica y fue detenido en diciembre de 1948. Luego fue procesado en febrero de 1949 y condenado a cadena perpetua por alta traición, espionaje, amenaza a la seguridad del Estado y tráfico de divisas.
La condena incluía trabajos forzados y la confiscación de sus bienes, pero permaneció bajo arresto domiciliario de julio de 1955 a octubre de 1956. Liberado el 30 de octubre de 1956 por la contrarrevolución, volvió a ejercer brevemente sus funciones pero tuvo que refugiarse en la embajada de Estados Unidos, donde vivió hasta 1971, año en el que fue amnistiado por el Consejo presidencial, tras un acuerdo firmado por Hungría con el Vaticano en 1964.
En 1971 salió para Roma, pero la furia anticomunista del cardenal era algo ya patológico y el mismo Papa tuvo que aconsejarle que se largara a Viena para no comprometer a la Iglesia con sus públicos estallidos de cólera. Allí se retiró hasta el final de su vida en el Pazmaneum, un seminario de sacerdotes húngaros.
Tras la caída del bloque socialista el 10 de febrero de 1990, L'Osservatore Romano anunció oficialmente el restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre el Vaticano y la República de Hungría.
El 8 de febrero de 1999, al cumplirse exactamente el 50 aniversario de la condena a perpetuidad del cardenal, Juan Pablo II recibía las cartas credenciales del nuevo embajador húngaro ante la Santa Sede y aprovechaba la solemne ocasión para rendir homenaje al óptimo Pastor que supo defender la libertad del pueblo, así como reivindicar los derechos sagrados de la religión católica: Recuerdo con emoción la figura del Cardenal Josef Mindszenty, que sigue siendo para todos vuestros compatriotas un defensor de la fe y de la libertad del pueblo. Conocemos muy bien los méritos de este óptimo Pastor; conocemos su tenacidad y la pureza de su fe; conocemos su fe apostólica para tutelar la integridad de la doctrina cristiana y en la reivindicación de los sagrados derechos de la Religión.
Los medios de propaganda imperialista divulgaron su libro, las Memorias del Cardenal Mártir que en España distribuyó la Editorial Luis Caralt de Barcelona. También Hollywood rodó una película, The Prisoner, para recordar su encarcelamiento. De ella dijo el propio cardenal que, pese a las buenas intenciones de su realizador, Bridget Roland, lo único que tiene en común con los acontecimientos húngaros es lo aparición en escena de un cardenal.
LA OSCURA HISTORIA DEL SACERDOTE COUGHLIN
Cuando en 1933 alcanzaron el poder, los nazis crearon redes de infiltración por todos los países del mundo. En Estados Unidos crearon varias organizaciones y apoyaron a las que ya existían.
Pero los servicios secretos alemanes detectaron que no existía un dirigente con carisma para sus necesidades. En 1937 uno de los candidatos a dirigir a los nazis en Estados Unidos fue el sacerdote católico Charles E. Coughlin, dirigente de la organización fascista denominada Frente Cristiano que hacía propaganda a favor del III Reich en Royal Oak, Michigan.
La carrera fascista del padre Coughlin comenzó en la década de los años 20 con un programa por la emisora local de radio de Detroit. Durante la depresión (1929) se convirtió en el portavoz del incipiente movimiento fascista de Estados Unidos y dirigente de la Unión Democrática por la Justicia Social. Admirador confeso de la Alemania hitleriana, su política antiobrera y racista fue apoyada por altos círculos capitalistas y católicos.
En 1938 el Frente Cristiano tenía 200.000 afiliados. Al año siguiente, su revista, La Justicia Social, era seguida por un millón de lectores y, además, el sacerdote tenía programas de radio semanales con más de 47 estaciones y 4.000.000 de oyentes. La prensa imperialista daba amplia cobertura a la bazofia racista del cura: por ejemplo, el 28 de noviembre de 1938 el New York Times publicó en primera plana un artículo de corte antisemita escrito por Coughlin.
El Frente cristiano, el Bund germano-americano, el Christian Mobilizers, los Camisas de plata y otros, se manifiestaban por las calles de Nueva York, Boston, Filadelfia, Cleveland, Akron y otras ciudades, agrediendo a mujeres y hombres al más puro estilo de las camisas pardas en Alemania.
El 13 de enero de 1940 el FBI detuvo a 17 miembros del Frente que planeaban asesinar a un docena de diputados, así como a judíos, y asaltar 16 oficinas de Correos, almacenes y armerías de Nueva York. Sus municiones habían sido robadas a la Guardia Nacional. Reconocieron que Coughlin era su máximo dirigente. Como el juicio fue amañado, todos fueron absueltos.
Pero la organización de Coughlin nunca logró convertirse en el movimiento de masas que los hitlerianos pretendían para Estados Unidos.
Uno de los contactos de Coughlin era Anastase Andreievitch Vonsiatsky, antiguo funcionario zarista que tras la Revolución de Octubre en 1917 pasó a vivir en Thompsen, Connecticut. En 1933 Vonsiatsky fundó el Partido Nacionalista Revolucionario Ruso cuyo emblema era la esvástica nazi. El cura y Vonsiastsky conspiraron con el III Reich para provocar un golpe de Estado fascista en Estados Unidos.
EL CASO VON WERNICH Y PARAGUAY
Los delitos cometidos por Von Wernich y otros jerarcas de la Iglesia Católica fueron probados sobradamente en los testimonios de los sobrevivientes de los diferentes centros clandestinos y que fueron recogidos en 1985 en el Informe de la Comisión Nacional de Desaparecidos, algo que difícilmente pueda suceder en Paraguay, donde un sacerdote católico preside la Comisión de Verdad y Justicia, que ya se auto-adjudicó un oneroso presupuesto en medio de polémicas al respecto.
A pesar de las abrumadoras pruebas de su directa participación, Von Wernich había permanecido impune debido a las leyes de Obediencia Debida y Punto Final. El cura también participaba en sesiones de tortura, además de actuar como ejecutante directo en el asesinato y posterior quema de tres detenidos a quienes arrancaron de comisarías asegurando que sólo los deportarían. En uno de estos casos, detuvieron por el camino el vehículo policial para ejecutarlos y uno de los cuatro represores (un policía karateka que después se arrepentiría y confesaría lo que había hecho) le dio un fuerte golpe en la cara a uno de los secuestrados con el objeto de dejarlo inconsciente. Uno de ellos se resistió y empezó a sangrar profusamente, manchando con sangre en la trifulca al cura, al chofer y al karateka. El coche se detuvo, los tripulantes descendieron y mientras el cura y los otros policías los sujetaban, uno de los represores les inyectó un veneno directamente en el corazón, causándoles la muerte inmediata. En diferentes situaciones parecidas, Von Wernich asesinó o participó en el secuestro, extorsión, tortura, asesinato, desaparición y ultraje de cadáveres de más de treinta personas.
Según consta en los Archivos del Terror paraguayo, abundaban ejemplos análogos de religiosos con la misma conducta en nuestro país, algunos de los cuales oficiaron sin remordimientos como delatores al servicio del temible jefe de la policía política Pastor Coronel. Se ha publicado que el 17 de enero de 1978 la religiosa Gilberta Lovera, por dar un ejemplo, se presentó ante las autoridades policiales solicitando la intervención represiva de las mismas en la Parroquia "San Cristóbal" dado que un charlatán canadiense realizaba allí una prédica subversiva que elogiaba al comunismo. También son bastantes conocidos los ejemplos de capellanes católicos e incluso obispos desvinculados del estado que desde el púlpito cantaban loas a la dictadura militar del General Stroessner.
Ejemplos tan cercanos geográfica y políticamente al caso paraguayo como el de Von Wernich, contribuyen a ensombrecer aún más el manto de dudas que cubre a la Comisión de Verdad y Justicia paraguaya presidida por Mario Melanio Medina, a la que investigadores del Archivo del Terror ya han acusado de omitir en sus denuncias públicas cerca de 8.000 fichas de víctimas de la dictadura.
Eso en país donde la libertad expresión está controlada en más de un 90 por ciento por una pequeña red de asociaciones vinculadas entre sí, que comparten el antecedente de haber estado vinculadas a la dictadura y que para colmo, son regadas permanentemente con dólares provenientes de la embajada norteamericana
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